Existen muchas personas que todavÃa tienen cierto miedo a acudir a dentistas en Burgos o en otras ciudades para revisar su salud bucodental. Este pánico suele responder a un temor del todo irracional por nuestra parte, ya que acudimos creyendo que vamos a sufrir o nos van a hacer daño, aspecto que está del todo erradicado gracias a la modernización de procesos y equipos.
Pero si pese a todo seguimos teniendo cierto miedo a acudir a la consulta, ¿qué podemos hacer? ¿Qué soluciones tenemos ante nosotros?
Lo primero que tenemos que hacer es buscar dentistas en Burgos o en cualquier otra ciudad que sean comprensivos, que entiendan que tenemos temor a padecer dolor y que no nos encontramos cómodos. Seguramente no seas la primera persona que le dice algo asà y sabrá actuar en consecuencia, calmándote y hablándote sobre todo el proceso, lo que va a hacer en cada momento y lo que puedes llegar a sentir.
Si por algún casual no nos gusta el profesional al que solemos acudir, es muy conveniente que preguntemos a familiares y amigos por los suyos, buscando aquel que pueda atendernos de una forma profesional.
No está de más tampoco familiarizarnos con el entorno. AsÃ, en vez de pedir consulta telefónica, podemos acercarnos en persona para ver cómo es. De esta manera, tendremos menos sorpresas e incertidumbres cuando acudamos a nuestra cita. También podemos aprovechar para conocer al dentista y hacerle saber de nuestro miedo.
Aunque no lo creas, lo mejor será acudir al dentista a primera hora de la mañana. De esta manera, tendremos menos tiempo para pensar en nuestra pequeña fobia y no ir acumulando la ansiedad a lo largo del dÃa.
Pero ten cuidado, ya que no será conveniente que llegues excesivamente pronto, ya que tendrás que aguardar tu momento en la sala de espera. Esta situación puede disparar tus niveles de ansiedad, sobre todo si escuchamos el ruido del material médico al funcionar.
En último lugar, un buen consejo para acudir a una primera cita con un odontólogo en Burgos o en cualquier otra ciudad es planear una primera cita suave, como por ejemplo una revisión o una limpieza. De esta manera iremos cogiendo confianza con el profesional y estaremos más seguros cuando tengamos que enfrentarnos a procedimientos más profundos, como endodoncias o empastes.